Tengo un par de ojos oscuros, no muy grandes, si algo pequeños, y tengo una nariz ancha, (para que negarlo) que no es fina ni griega pero respiro bien y fuerte. Mis labios uno grueso, otro normal, sirven para muchas cosas, supongo, como otros tantos labios, aunque de un tiempo para aca se regodean pronunciando un nombre que tu conoces bien, tengo un par de orejas, una piel morena que ya comienza mostrar huellas del camino, cabello negro y corto y un sinnumero de ideas que atraviesan mi amplia frente en todo momento y a cualquier hora, jugando como siempre, con esperanzas y sueños que mucho tienen de locos, (es decir, que mucho tienen de ti y de mi, de nosotros).



Este es mi rostro, tu sabes, no el mas atractivo, algo tosco y a primera vista, de hombre serio. No un rostro que llama la atencion, un rostro como tantos otros. Pero me siento orgulloso de el, y ademas, en el, llevo hoy una Luz, naciendo de mis ojos, bricando a mis labios y que ilumina y da vida y calor a mi soñar despierto. Es una luz que no esperaba, ni aspiraba a merecer. Es calida, inquieta, no se decide entre la infinita gama de colores y suele saltar de uno a otro como una dama que busca vestirse bella y se prueba todo para agradar al hombre de sus pensamientos. A veces se queda serena y su brillo late suavemente, como adormilada, y de pronto despierta y arde estallando en una carcajada, en una sinfonia de alegria para despues cobijarme, acariciante, misteriosa, y sensual. Esa es la luz que anida hoy en mi rostro, la que me ve dormir y me levanta antes que el sol al amanecer. No necesito decir de donde viene, ni adonde va, pues ella esta conmigo, y eso basta para que este rostro tosco mio, en este momento, sonria feliz y completo.